¿Qué es la evaluación formativa?
La evaluación formativa como valor de desempeño debe ser de provechosa para el proceso de enseñanza – aprendizaje. En este sentido, Neus Sanmartí la define como todas las actividades que desarrollan docentes y estudiantes para evaluarse a sí mismos, proporcionando información que puede resultar de utilidad para la revisión y modificación de las actividades involucradas en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Desde la perspectiva de los criterios tradicionales, la evaluación formativa era la que identificaba los errores en los que incurrían los estudiantes. En consecuencia, se concentraba en reforzar aquellos temas que no ofrecían dificultad y asignar superiores cargas horarias de estudio teórico, ejercitación y tareas para los que ofrecen un considerable grado de dificultad. Por consiguiente, el proceso que realizaba el docente consiste en las siguientes instancias: 1.- Desarrollo de las explicaciones necesarias por parte del profesor.
2.- Práctica de los temas teóricos con ejercitación y tareas.
3.- Evaluación de conocimientos calificando numérica o conceptualmente.
4.- Si se determinan fallas en el punto precedente se sugiere una mayor carga horaria de estudio con ejercitación para afianzar el conocimiento.
Por otra parte, desde el punto de vista del cognitivismo, la evaluación formativa se concentra en la comprensión de conceptos por parte del alumno cuando realiza las actividades propuestas por sus docentes. Por consiguiente, la importancia se concentra en los procesos no en los resultados. En este sentido, las calificaciones del profesor resultan más precisas y enriquecedoras.
Esta última metodología de evaluación formativa tiene como ventaja el diseño de estrategias fundadas en las dificultades de aprendizaje, o el feedback, en vez de prácticas repetitivas. Propicia la motivación del estudiante otorgando las observaciones que resulten convenientes en los aspectos que se sugiere una mejora y cómo debe hacerlo, trascendiendo la frialdad de una mera puntuación.
Etapas del proceso de enseñanza
En el proceso de enseñanza – aprendizaje se pueden identificar tres momentos o etapas de relevancia que involucran instancias de evaluación. Es decir, en los que se debe realizar una medición del desempeño académico de los estudiantes:
1.- Inicial:
el objetivo es la realización de un diagnóstico de la situación que sirve de punto de partida en el proceso de enseñanza – aprendizaje. A partir de ella se establecerá cuáles serán los conocimientos a reforzar antes de continuar con la programación del ciclo lectivo, o bien, establecer las posibilidades de avanzar aún más de lo previsto si el nivel así lo permite.
2.- Durante el aprendizaje:
la evaluación de desempeño que se registra durante el ciclo lectivo es la de mayor importancia ya que permite que el educando determine cuáles son sus dificultades, para poder resolver las dudas en el proceso y modificar la estrategia de estudio.
3.- Final:
la evaluación final es la que permite visualizar todo lo que se ha aprehendido y poder determinar con claridad las diferencias entre el comienzo y el final del ciclo de aprendizaje.
Características de la evaluación formativa
Las principales características de la evaluación formativa son:
1.- permite centrar la atención en el individuo poniendo en evidencia dónde se han suscitado los errores.
2.- pone en evidencia la trayectoria de aprendizaje desde el inicio hasta la conclusión de todo el proceso de enseñanza – aprendizaje.
3.- se caracteriza por respetar un procedimiento y una continuidad que facilita el permanente rediseño y adaptación a los cambios que se susciten.
4.- promueve la mejora continua de los procesos y sus resultados.
5.- promover el diálogo entre los actores.
6.- ofrece claridad en cuanto a las destrezas que se evaluarán, las consignas, y los instrumentos.
7.- el uso de la simulación de eventos reales permite trasladar lo que se aprende en el aula a la vida diaria contrastando teoría – realidad.
8.- presencia de componentes informales que se incorporan en el día a día, en la interacción docente – alumno que se realiza en las aulas.
En conclusión, cualquiera sea la perspectiva desde la que se trate la evaluación formativa se puede decir que su presencia en el proceso de enseñanza – aprendizaje es de vital importancia para el seguimiento y control del éxito de la formación académica. No sólo constituye un instrumento de feedback para docentes y alumnos, sino también es de utilidad para la estrategia de los centros educativos. El mejor nivel de desempeño académico de sus alumnos, sus planes de estudio actualizados, la excelencia del cuerpo docente y su participación en la mejora continua son los que lo posicionan en un elevado nivel de prestigio en la comunidad en la que se desenvuelven. Esto les permite destacarse a nivel local e internacional, proveer al mercado laboral de egresados destacados, contribuir al desarrollo de la comunidad y a su formación a través de la participación en foros y charlas de interés.
Por otra parte, es importante la continuidad en la recolección de los datos, su investigación, análisis y elaboración de los informes que correspondan a fin de tomar las medidas correctivas y la mejora en la capacidad de adaptación a los cambios que presenta el entorno.