¿A qué nos referimos cuando hablamos de “gestión pública”?
Una asociación muy común es gestión pública=administración pública, considerando que se trata del hecho de instrumentar la política del gobierno, haciendo uso de sus recursos con el fin último de incentivar el desarrollo de la nación y el bienestar de su pueblo. Sin embargo, existen algunas diferencias entre ambos conceptos. Es por ello que la gestión pública se refiere al conocimiento y los conceptos; mientras que la administración pública, es de carácter pragmático. Ambos se ocupan de los recursos estatales.
En un sentido más académico, se puede esbozar la titulación que reciben los estudiantes de una carrera homónima cuyo objetivo sea la formación de profesionales acerca de aspectos teórico – prácticos inherentes a las políticas públicas. En definitiva, lo que se pretende es la formación necesaria para la construcción de las metodologías que conlleven a la mejora continua en el sector público, dejando sin efecto todas aquellas reglas que obstaculicen la eficiencia de la economía y de la sociedad, y mejorando aquellas que contribuyan a maximizar los beneficios del Balance Social. La idea que prima en todos los casos es la de un estado democrático, sin corrupción, y eficiente.
Desde los organismos internacionales también definen a la gestión pública como un proceso que se ocupa de la planificación, movilización, despliegue, organización y transformación de los recursos materiales, humanos, financieros y tecnológicos con la finalidad de cumplir los objetivos de provisión, asignación y distribución de los bienes y servicios públicos para la satisfacción de las necesidades de la población. (Cepal,2020). Este proceso se caracteriza por la sistematicidad y la armonía.
Estos conceptos han evolucionado a lo largo de la historia hasta el surgimiento de lo que se llama “Nueva Gestión Pública”. En la década de los noventa, surgió la necesidad en la sociedad de introducir cambios significativos en la concepción del estado y de la administración de sus recursos. En tal sentido, se comenzó a trabajar en la eliminación de los procesos que involucren burocracia, las grandes estructuras piramidales, etc. para tender a la formación de una organización estatal eficiente, con estructura horizontal, participativa.
Algunos autores que desencadenaron este cambio son Ferlie (1996), Mönks (1998) y Bolgiani (2002), mediante el diseño de los siguientes modelos de desarrollo:
- Eficiencia:
Fundamenta el funcionamiento del estado en bases contractuales de aplicación a la totalidad de las funciones estatales.
2. Descentralización:
Implica reformas estructurales, reduciendo el tamaño del aparato estatal y descentralizando las gestiones administrativas.
3. Excelencia:
La tarea implica trabajar en el ámbito de la cultura organizacional, en especial el ejercicio del liderazgo y la mejora de los procesos estratégicos.
4. Orientado al ciudadano:
La satisfacción de la población es el principal objetivo que se plantea el estado, por lo que la excelencia en las prestaciones de todas sus dependencias debe primar por encima de la voluntad del poder político.
¿Por qué es importante la gestión pública?
A partir de los conceptos esbozados en el apartado anterior, se infiere que el estado debe trabajar en pro de sus ciudadanos, para alcanzar el bienestar social en su máxima expresión.
Durante siglos se ha discutido en el ámbito académico cuál es el grado de intervención en la economía y la sociedad que debería tener el estado. De este modo se han constituido dos líneas de pensamiento. Por un lado, las corrientes liberales que sostienen la mínima participación estatal; y, en contraste, los grupos intervencionistas que adhieren a las posturas que involucran la intervención en la órbita privada y en la economía.
En la búsqueda de un equilibrio, puede plantearse que ambas situaciones llevadas a los máximos extremos son perjudiciales, por lo que se debe bregar por el justo equilibrio que permita una sociedad justa y equitativa, de modo tal que permita el desarrollo del país y su inserción en el mundo.
Algunos ejemplos de gestión pública
Para poder apreciar de manera tangible cómo se instrumenta la gestión pública en el estado, para el cumplimiento de sus fines, resulta conveniente analizar algunos ejemplos. La manera más clara de apreciar las variaciones en la gestión pública ocurre en todos los países cuando se produce el cambio de mando en el poder ejecutivo.
Uno de los casos que se pueden plantear es la implementación de los sistemas de atención al ciudadano efectuados por el gobierno de Salvador de Bahía, en Brasil. Se llevó a cabo una descentralización que involucró a todos los niveles del estado, mediante la creación de Centros de Atención al Ciudadano se llegaba a todos los barrios ofreciendo amplia variedad de servicios.
Del otro lado del océano Atlántico, la comunidad madrileña implementó un novedoso sistema de tarjetas para el uso del transporte público mediante las facilidades que provee internet. Las consecuencias en el bienestar de la población fueron inmediatas evitando las filas para recargas, y facilitando el acceso desde cualquier parte del mundo.